lunes, 14 de noviembre de 2016

Tradición Oral

Romancillo del Cura y la Criada

El cura está malo, 
malito en la cama. 
A la media noche 
llama a la criada. 
-¿Qué quier, señor cura, 
que tanto me llama? 
-Quiero chocolate 
y agua limonada. 
-Agua no la tengo, 
pero iré a buscarla. 
Y al llegar al pozo 
la soga no alcanza, 
Y al pasar l´arroyo 
la picó una rana, 
la picó con gusto, 
la picó con gana. 
Y a los cuatro meses 
la niña engordaba. 

Y a los siete meses 
ya se le notaba.
Y a los nueve meses 
parió la criada.
Parió un niño hermoso 
con teja y sotana. 
Y el cura le dijo,
el cura le hablara: 
-Llévalo al hospicio. 
-No me da la gana: 
quiero yo criarlo 
como madre honrada; 
tengo yo dos pechos 
como dos campanas 
que derraman leche 
como caños de agua. 
-Échalo al hospicio. 
-¡No me da la gana!











Conde Claros en hábito de fraile


El rey a sus tres hijas,   a las tres mandó llamar;
sentadas en silla de oro,   les empezó a preguntar:
–¿Cuál ha sido que ha dormido   con don Carlos Montealbán?
Entonces la más pequeña   ha empezado a llorar.
–Yo he sido, yo he sido, padre.   –Cuántas [veces] dormido has?
–Dos he dormido a mi gusto,   y otras dos a mi pesar.
–¡Criados, los mis criados,   los que estáis a mi mandar,
corred, id a buscar leña   para la niña quemar!
–¡Criados, los mis criados,   los que estáis a mi mandar,
id a llevarle esta carta   a don Carlos Montealbán:
si lo encuentras para misa,   no lo dejes allegar;
si lo encuentras almorzando,   no lo dejes acabar.–
Cuando el criado llegó,   don Carlos pa misa va.
–Toma, don Carlos, la carta,  (...................................)
que a tu novia Galancina   ya te la van a quemar.
–Si la queman, que la quemen,   que a mí lo mismo me da,
que mujeres en el mundo   para mí no han de faltar.
–Si no lo quieres creer,   las cartas te lo dirán.–
Don Carlos, que lee las cartas,   mandó acinchar el robán,
y aquellos campos abajo   vestido de fraile va.
–Corre, mi caballo, corre,   que hoy te voy a reventar.
–Si me das pienso y cebada,   como me los sueles dar,
en una hora y media   siete leguas he de andar.–
Cuando don Carlos llegó,   ya la iban a quemar.
–Esa niña que ahí queman,   la queman sin confesar.
–Confesada ya está ella,   no lo quiere declarar.
–Anda, niña, dame un beso,   que te libro de quemar.
–No lo quiera Dios del cielo,   ni la Virgen, que ahí está:
¡donde Carlos puso el rostro,   no lo ponga nadie más!–
La coge por la cintura,   la sienta encima el robán.
–Si la llevas por criada,   la llevas sin ajustar,
si la llevas por esposa,   que vuelva por su caudal.





Adivinanzas:


Se parece a mi madre                                     
pero es más mayor,
tiene otros hijos
que mis tíos son.                        

Una pregunta muy fácil
sabiéndola contestar,
¿qué planta se riega justo,
cuando la van a cortar?